Aunque normalmente se me conoce por escribir relatos románticos, lo cierto es que me gusta explorar también temas como el horror, la muerte, lo sobrenatural. De hecho, es el tipo de novelas que leo. Casi no leo historias de amor.
Al principio pensé que esta historia la había escrito en el año 2018, pero siendo justo debería decir que fue en el 2020, en pleno encierro. Se había lanzado un concurso nacional de cuento y decidí participar. Escribiéndolo, confirmé cuánto detestaba las reglas y las limitaciones, pues una de las bases del concurso era que el cuento no debía superar las treinta páginas (¡y a mí me encanta explayarme!), así que la primera versión de esta historia es más breve, con menos descripciones y un ritmo acelerado de sucesos, algo que intenté corregir con el tiempo y que espero haber logrado. Por supuesto, ese concurso no lo gané, pero me dio el incentivo suficiente para escribir una historia que llevaba tiempo rondando por mi cabeza y que no me decidía cuándo plasmar.
Está ambientada en el año 1805, en una ciudad llamada Harquipec, de un país al que aún no le pongo nombre. Mi plan para mi salto a la narrativa había sido construir un universo literario conformado por lugares y personas con su propio código cultural, al estilo de Tolkien o R. R. Martin. Siempre me había llamado la atención las historias ambientadas en la época medieval, de castillos, ejércitos, reyes, magia y misterio. Pero, aunque ese es un trabajo que, si llego a hacerlo, sé que me va a exigir años, por ahora me conformo con explorar ciertos lugares de aquel universo imaginario a través de historias. Por ejemplo, esta historia, tal como lo he dicho, está ambientada en Harquipec, en una época lejana a la medieval, más cercana a la época victoriana, con un tono oscuro y, hasta cierto punto, grotesco.
Pero no es la primera vez que doy a conocer este nuevo universo. Ya en «La certeza del pasado» me había permitido explorar Askhala, una ciudad costera caracterizada por su clima gélido. Ambas ciudades, Askhala y Harquipec, forman parte del mismo país y son, al mismo tiempo, capitales de sus respectivos estados homónimos.
Todo es un proceso. Y estoy poco a poco dándole forma a todo este universo. Hay muchísimo trabajo que hacer, pero a medida que voy explorando nuevos escenarios y desarrollo nuevas historias, las voy dando a conocer a ustedes, como una antesala para la que podría ser mi primera novela.
Eso es todo por ahora.
Si quieren leer esta historia, pueden hacerlo aquí:
Sinopsis
Un asesino sin rostro está acabando con la población entera de Harquipec, una ciudad en auge cuya prosperidad se ve manchada por los crímenes que se suscitan entre sus calles y los hogares de sus pobladores. El prohombre de la ciudad, el inspector jefe Hendriel Torjan, será el encargado de hacer frente a esta amenaza. Una noche de lluvia, Sálvator, un misterioso forastero errante, llega en busca de ayuda y es acogido por el sacerdote de Harquipec, el ilustre Leopoldo de Luna. Este acto de caridad no sería bien visto por el inspector ni por los ciudadanos ya que, con el pasar de los días, Sálvator se convierte en foco de sospechas por sus cuestionables hábitos nocturnos que lo relacionan con el asesino sin rostro que todos odian y temen a partes iguales...