El café donde la vi por primera vez todavía abre sus puertas cada tarde como si el tiempo apenas hubiese pasado. Las mesas siguen ahí, el dependiente detrás de la barra, los mismos mozos, incluso el mismo letrero en la fachada principal sigue dando la bienvenida a los nuevos clientes. Una tarde, cuando ya no quería ni podía huir de los recuerdos, me det…
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