[La historia de Daniel] Capítulo 4

Una nueva salida

Los siguientes días, Daniel los pasó intentando dar forma a su salida de emergencia. Sin flores, quedaba su única alternativa: escribir un poema. Comenzó por preguntarle a su madre si sabía escribir uno. Beatrice, maestra de matemática y responsable de que a Daniel se le facilitaran los números más que las letras, le respondió que no, pero que si él quería podía leer uno e inspirarse. Daniel agregó esa palabra a su breve vocablo. «Inspiración». ¿Qué es la inspiración? Su madre le había dicho que era la musa a la que el poeta escribía. Una musa era un vergel de ilusiones que facilitaba el acto de plasmar sentimientos, pensamientos o simples líneas cargadas de emociones sobre un papel. Dicho de otro modo, era una fuente de inspiración. Bastaba con que el poeta pensara en ella para que las palabras salieran del alma con fluidez líquida. Esa, al menos, era la idea.