Los destellos de relámpagos que azotaban la ciudad de Harquipec encendían los contornos de cortinas, muebles, mesas, lámparas y otros objetos que poblaban el departamento de la señorita Mariana. El frío atenazaba los huesos y una penumbra líquida se había derramado sobre la ciudad. Sentada en su butaca favorita, Mariana observaba la lluvia con una taza …
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