La fotografía que hice de nosotros con una IA
Una ventana a aquella realidad alterna
He cedido a la tentación de convertir en trend a mi recuerdo. El futuro que imaginé contigo, me lo ilustró a la perfección una inteligencia artificial. Después de enviarle las especificaciones, generó una fotografía en la que aparecemos los dos, sonriendo a la cámara, con una niña preciosa entre nosotros. Llevaba tus ojos, tu belleza.
Observé aquella foto durante varios minutos, como si fuese la ventana a otra realidad, una en la que sí lo logramos. Me vi feliz, mi rostro era el de alguien que sabe que lo que tiene ha sido gracias a todas las buenas decisiones que supo tomar en su vida. En esa fotografía yo era otro hombre, tal vez el hombre que pude haber sido de haberme dejado llevar menos por mis dudas, por mis miedos, y más por mis anhelos, mis sueños, en especial los que tenían que ver contigo, con nosotros.
Es increíble lo fácil que resulta ahora ver cómo hubiera sido nuestra vida juntos. El sueño que tuve de formar una familia contigo, ahora está sólo al alcance de un prompt, y no hay nada más allá. Ni nos tomamos aquella foto, ni tuvimos aquella niña. En las fotografías que guardas en el móvil, estoy seguro, tienes fotos similares a la que me generó la inteligencia artificial, con la diferencia de que en ellas mi lugar lo ocupa otro hombre, y en vez de una niña a la que le heredaste la mirada, hay un niño que te ve como lo más importante de su vida. Lo mío fue artificial; lo tuyo es real.
Aunque no lo creas, no hay día que no te recuerde, y me he preguntado hasta la saciedad cómo hubiera sido esa otra vida en la que sí me quisiste con la suficiente fuerza como para esperarme.
Un poco más, querida, sólo necesitaba un poco más…
Por otro lado, me tienta la idea de clonar tu voz. Pero no sé si soportaría que una máquina frívola me diga cosas que sólo esperaría recibir de ti. No sé si podrá imitar tu tono, el ritmo de tus palabras, tu pronunciación tan limpia, tu acento, tus titubeos… ¿Me veré muy desquiciado? Es lo único que me queda de ti: la posibilidad de recrearte. Perdóname. Aunque tú eres feliz ahora, yo sigo, a pesar de los años, dejándome inundar por aquella nostalgia venenosa y corrosiva de quien no ha aprendido el arte afilado de olvidar cuando debería.
No escribo esto para que vuelvas. Pero a estas alturas ya debes saber que siempre habrá una esquina desde la que, una parte de mí, te observa en silencio, incapaz de aceptar que lo único permanente que dejaste son estas ganas inútiles de querer cambiar las cosas.
Hoy comprendo también que no habrá prompt que pueda ilustrar lo mucho que todavía me pesa este vacío…




Con toda justicia, ¡hágala!
Antes eran daguerrotipos,
luego fotografía blanco y negro,
color, digital. Era sólo cuestión de tiempo,
... y de tecnología.