[La certeza del pasado] Capítulo 4

Deslumbramiento

Ella lo esperaba en la puerta de la librería. Había procurado subir al piso donde vivía con la familia de su tío para arreglarse un poco antes de la hora indicada. Salió enfundada en una gabardina con sombrero y guantes a juego, un conjunto que, como casi toda la ropa que guardaba en su armario, la hacía ver mayor de lo que era, una opinión que compartía su tía, esposa de don Raimundo.

Nadia no tuvo que esperar mucho tiempo. A los dos minutos de salir ella, avistó a Rafael doblando la esquina y caminando por el jirón Real rumbo a la librería. Le ahorró algunos pasos y fue a su encuentro. Rafael la saludó con esa timidez particular y descendieron hasta un cruce desde donde abordaron un taxi.

Era noche cerrada cuando la pareja salió del cine Primavera. Habían disfrutado de una respetable función y se dirigieron luego a cenar a un café cercano. Al cabo de unas horas el joven se encontraba soñando despierto en la cama de su habitación, conjurando en su mente las imágenes de Nadia sonriendo a sus bromas y comentando con esa voz musical que todo cuanto él le refería era interesante para ella. Supo entonces que el solo hecho de tener a Nadia a su lado le había conferido un valor a sí mismo, como si en sus ojos de mirar profundo y su sonrisa de silenciar el tráfico hubiese encontrado un aliciente para seguir creyendo que el mundo o la vida le multiplicaban esas reservas de amor que él tenía por exiguas. Al calor de estos felices pensamientos, se fue quedando dormido.